“A ser periodista no se enseña”, dijo una vez una profesora, cuando estudiaba periodismo en TEA. Y no todos los que dicen que lo enseñan pueden llamarse periodistas realmente. ¿Cómo es posible querer enseñar ese maravilloso oficio, si cuando te encontrás de frente con una información bochornosa tratas de taparla y desligarte?
Las declaraciones de Gustavo Cordera no son nada nuevo, no es la primera vez que habla en términos repudiables sobre las mujeres, fomentando el maltrato, las sumisión y el machismo. Tampoco es la primera vez que se retracta, echándole la culpa a una mala interpretación de la audiencia, a la susceptibilidad frente a su lenguaje, o a los que lo “ya lo odiaban” descargando su “ira con impunidad”. Tal vez, la misma impunidad con la que el lunes 8 de agosto, frente a un auditorio lleno de estudiantes de periodismo, el ex cantante de Bersuit Vergarabat sentenció: “Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”.
Seguramente, de esa misma impunidad fue de la que se valió la escuela de periodismo de espectáculo Tea Arte, a la hora de lanzar su comunicado “aclarando” la situación: “la política de TEA Arte es no difundir el contenido de las entrevistas que se realizan en el marco de nuestras clases. “ Una regla más que cuestionable cuando se trata de la formación de futuros periodistas, y bastante contraria a lo que plantean en su página de internet como una especie de decálogo del periodista de Tea Arte, donde dice cosas como: “El Periodista de Tea Arte no es objetivo ni subjetivo; es equitativo y dispone democráticamente de toda
la información que consiguió, trabaja para sus lectores (oyentes o televidentes) y no para sus auspiciantes” Esto último parece haber sido olvidado por los directivos de la escuela a la hora de proteger a su “invitado” y repudiar la actitud del alumno al romper una norma de censura explicita impuesta por quienes dicen buscar “el rigor informativo y la pasión por enseñar y aprender”.
Nadie puede enseñar a ser periodista. Nadie puede dar la pasión, la entrega, la inquietud, las ganas de búsqueda, pero si todo eso está, entonces, nadie puede quitarlo.