Marcarme en la piel tus palabras con el filo de tu voz, las últimas que me dijiste al oído, cuando aun sonaban reales, marcarlas con el indeleble frió de tu boca, con tus pensamientos y tu mente. Marcarlas aunque más no sea para recordar el porque de tanta agonía, para entrelazarme con los suspiros del hastío y las bocanadas de tibio humo perfumado de la habitación.
Marcarme a fuego, hoy más que nunca, todo lo que verborragicamente tiraste ante mis pies, marcarlo bien profundo, hasta que duela y sangre, para que ante tus ojos queme, arda y me hiele las entrañas. Para que ante vos todo sea frívolo, y no logres complacerme con miradas vacías, llenas de mentiras, banalidades.
Marcarlo yo, para así borrar tus marcas, para que los pliegues de tu piel en mi piel queden enterrados, para que tus besos se reabsorban, para que tus sabanas no sean esa tela que me cubra, que me abrigue, que me asfixie.
Marcarte a vos, solo para nunca volver a tropezar con esa piedra, para obligarme a dar vuelta y seguir, para enterrarte, para que mi mente no te recuerde, para que al fin, todas las marcas que me dejaste no sean un simple recuerdo.
Y pasa el tiempo y aun no logro entender cual es el motivo real que hace que esta sea una de las cosas más hermosas que alguna vez escribí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario