Algunas veces es interesante la sensación de tele-transportarse desde el cuerpo hacia un estado etéreo, y aun más interesante es cuando de la nada esa sensación invade tus sentidos, como cuando vas andando en un auto, y de pronto empieza a sonar esa música que te remonta a viejos estadios, a antiguas emociones, y apoyas tu mejilla en el vidrio frió, y sentís ese estimulo recorrer tu cuerpo, dejando un sinfín de sensaciones hasta la punta de tus pies. Y tus ojos pierden la mirada y se fijan en un punto en el suelo de la carretera, y ahí ves sin mirar, como pasan las marcas del asfalto y como las luces de los autos van quedando formando constelaciones y auroras que poco a poco se unen y se pierden entre otras, y se esfuman... y empezar a perder la noción de tu cuerpo, y solo sos mente, sos mente que vaga por los rincones, y estas ahí, viendo todo, y a su vez no ves nada, y la música que antes escuchabas se hace un susurro, ya no se distingue de entre el sonido de tu conciencia... y perdés noción del tiempo y del espacio, porque ya no sos vos, ni estás ahí... pero sí, estás en vos, en tu interior, en tu mente... y luego comenzás a sentir un cosquilleo en las extremidades y te sentís flotar y las luces te encandilan... y después, la frenada brusca que te trae a esa realidad en la cual estabas al principio, y no podes entender ni donde estás ni que hora es, sentiste que fue un segundo y fueron horas, viviste horas en un segundo...
1 comentario:
A veces, en ese momento quisiera sacar una foto, filmar un corto casero o grabar los sonidos. Después me doy cuenta es que quitarle la magia. Que no se entiende fuera de contexto. Que la esencia es momentánea.
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